El siguiente tema que hemos conocido en profundidad gracias a la exposición de nuestros compañeros de clase es el Bullying como aquella problemática que aborda el maltrato entre iguales.
Para acercarnos este fenómeno hay que partir de su contextualización en la etapa adolescente, ya que en ella, confluyen una serie de circunstancias como pueden ser la importancia del grupo de iguales, una mayor vulnerabilidad, inestabilidad emocional... que propician la aparición de conductas que pueden llegar a ser problemáticas.
Para entender mejor como se puede llegar a una situación de acoso escolar hay que tener en cuenta que durante el desarrollo del niño y la adquisición de conductas hacia la adolescencia y la juventud, se pueden desarrollar conductas tanto prosociales como agresivas que evolucionan también. De ahí, que lo que en un primer momento se pueda detectar en un niño una violencia instrumental, dirigida a obtener determinadas cosas a través de la fuerza, pueda convertirse con el tiempo en violencia “per se”, es decir, infringir el daño por el daño. En este último caso sería maltrato entre iguales.
En toda situación en la que se dé el acoso escolar se pueden identificar una serie de actores que participan directa o indirectamente en que se mantenga dicha situación. Podemos identificar por un lado al agresor y el agredido. Sin embargo también juegan un papel importante el grupo que apoya al agresor así como los observadores pasivos de la situación. A pesar de que si no existen ni el agredido ni el agresor el acoso no se daría es casi más importante la influencia que ejercen, aunque sea de forma involuntaria, los observadores pasivos. En este sentido es importante tener en cuenta la interpretación que hace el grupo del comportamiento de sus miembros en función del estatus asociado, es decir, la asignación y aceptación de determinados roles a cada uno.
En general, se puede decir que para que una situación se considere Bullying deben de darse:
- Conducta agresiva dirigida únicamente a hacer daño
- Se de de forma repetida en el tiempo.
- Se produce en el seno de una relación interpersonal basada en un desequilibrio de poder
-Es injustificada
- Existe un comportamiento prolongado que puede ir desde el insulto, el rechazo, la intimidación y la agresión.
- Nunca se produce de forma explícita, pública y numerosa.
- Conlleva una serie de consecuencias negativas tanto para la víctima como para el agresor.
Ante una situación de acoso escolar se deben de poner en marcha una serie de estrategias básicas que debe iniciar el centro educativo tales como responder de forma rápida; comunicar el caso, recabar información y realizar una planificación conjunta para intervenir; así como hablar con los implicados y sus familias. Desde la perspectiva puramente educativa habría que distinguir entre las estrategias dirigidas a prevenir y sensibilizar a la comunidad educativa, las dirigidas a trabajar con la víctima y las dirigidas al agresor.
El trabajo con la víctima se centraría sobre todo en la organización o el contacto con un grupo de apoyo, formado por compañeros que estén o hayan pasado por la misma situación e incidir sobre las habilidades sociales para mejorar sus propias herramientas personales de relacionarse y enfrentarse a la realidad.
En cuanto al agresor, las estrategias irían dirigidas al apoyo a las víctimas, un cambio en las conductas que posee y hasta el momento ha desarrollado y el tratamiento psicológico externo al centro educativo. En el caso del agresor también se deben trabajar las habilidades sociales, pero... ¡ojo! No porque no las tenga (ya ha demostrado que es capaz de movilizar, manipular y/o influir en sus compañeros) si no porque hay que trabajar sobre las habilidades sociales en positivo, no las negativas que ya tenían.
A pesar de que existan los recursos y las estrategias para intervenir ante el acoso escolar la dificultad principal radica en la detección de los casos ya que el silencio suele ser la tónica y la regla de quienes viven, soportan y mantienen esta situación. En este sentido, la Educación Social dentro del sistema reglado seria una de las mejores formas de prevenir, detectar e intervenir ante situaciones de Bullying, siendo además el profesional más adecuado para servir de nexo entre la escuela y las familias, ya que es un problema que, aunque generalmente se dé dentro del ámbito escolar, afecta a la vida cotidiana de los implicados y por lo tanto, también a sus familias.
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