miércoles, 18 de mayo de 2011

16/3/2011 Mujer y mercado laboral

Desde una perspectiva histórica, la mujer ha estado subordinada a la hegemonía del hombre en el modelo familiar, cultural y social de forma tradicional. Esto la ha situado en una posición de desigualdad respecto al hombre y su consiguiente falta de participación en muchos ámbitos de la vida social. El mercado laboral es una de las expresiones de socialización en la vida de cualquier persona, sin embargo el acceso a éste por parte del colectivo femenino siempre ha estado más limitado.

Existen numerosas teorías que intentan explicar esta situación de desigualdad entre géneros. Unos alegan diferencias entre la propia naturaleza y visión del mundo que tiene cada sexo, otros apuestan por que las diferencias son fruto de la propia estructura desigual de la sociedad, mientras que otros apelan al modelo patriarcal como forma de poder que excluye a la mujer. Sea cual fuere la razón que genera la exclusión de la mujer del mercado laboral, es una realidad que existen diferencias considerables entre la situación laboral de un hombre y las de una mujer. En la actualidad nos encontramos con:

- Las mujeres tienen mayor dificultad en el acceso al mercado laboral y existe un nivel de paro considerablemente mayor que entre los hombres.

- Una mujer, aún teniendo la misma formación y desempeñando las mismas tareas que un hombre, percibe un salario menor.

- Existe una mayor precariedad laboral en los sectores de ocupación donde existe una mayor presencia femenina.

- El acceso a los puestos laborales de responsabilidad se monopoliza entre el género masculino, dejando a las mujeres fuera del alcance de la mayoría de los cargos de responsabilidad. Esta dinámica recibe el nombre de techo de cristal

Con estos datos podemos ver como la situación de las mujeres en el mercado laboral es bastante precaria en comparación a la de los hombres. Desde las políticas inclusivas de la mujer en el mundo laboral hasta las perspectivas transversales de género que se están incorporando a muchos ámbitos intentan mejorar la situación de desigualdad en la que se encuentra la mujer.

En relación con esta problemática me gustaría destacar la feminización de pobreza como un fenómeno que plasma la dificultad añadida con la que cuentan las mujeres, principalmente por la falta de acceso a los recursos económicos, educativos, y como hemos visto, también laborales. Con esto vemos como ser mujer, se va perfilando como factor de riesgo para caer en la exclusión social.

Para terminar, otro concepto muy relacionado con la inserción de la mujer en el mercado laboral, es de la conciliación de la vida laboral, familiar y personal. Como ya hemos dicho, los roles de género asociados a las mujeres se relacionan directamente con el ámbito doméstico, por lo que, con el acceso de la mujer al mercado laboral se ve influido por estos roles. La conciliación se perfila como el reparto equitativo y la armonización de los tiempos personales, laborales, familiares y sociocomunitarios de mujeres y hombres. Este planteamiento pretende por un lado, desarrollar una distribución equitativa de los trabajos del ámbito doméstico entre hombres y mujeres, y por otro lado, facilitar el acceso al mercado laboral de estas últimas.

En mi opinión, la conciliación es un aspecto importante a desarrollar para mejorar la situación de desigualdad en la que se encuentran muchas mujeres a la hora de poder acceder al mercado laboral y desarrollar su vida personal, no sólo familiar. Sin embargo creo que es fundamental, para poder hablar de conciliación, hay que partir de la corresponsabilidad. Es decir, hay que generar un cambio en los propios roles asociados a hombres y mujeres para poder alcanzar una verdadera conciliación laboral, familiar y personal. En este sentido, el educador social juega un papel fundamental para cambiar esta percepción de los roles de género.

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