El último seminario del curso se ha dedicado a la intervención ante las adicciones. Para ello ha acudido una trabajadora social de la asociación Anclaje, que se centra en la prevención del consumo abusivo del alcohol y en la reinserción de las personas con adicción al mismo.
Para contextualizar de forma general el tema, vamos a hacer un breve recorrido por la legislación relacionada. En 1985 se desarrolla el I Plan Andaluz sobre Drogas y en el se plantean, tanto las líneas de intervención generales centradas en la prevención, la atención y la incorporación social así como la creación de los centros provinciales de drogodependencias que se constituyen como los primeros centros de tratamiento ambulatorio.
Dos años después, se crea la Unidad de Desintoxicación hospitalaria y el Programa de Apoyo en las cárceles. Con la Ley 4/97 de Prevención y asistencia en materia de drogas s establece un marco normativo de atención e incorpora nuevos elementos como las drogas en el ámbito laboral o el juego patológico. Sin embargo, una de sus aportaciones más importantes es la de incluir el tabaco y el alcohol como drogas institucionalizadas.
Finalmente se desarrolla el II Plan Andaluz sobre drogas y adicciones que regula las áreas de actuación, los recursos destinados a este ámbito y los programas que se ponen en funcionamiento.
Una vez expuesto el marco legal, vamos a centrarnos en el tema del consumo de alcohol de forma más concreta. En primer lugar hay que tener en cuenta que el alcohol es una droga socialmente adaptada y presente en casi todos los ámbitos de interrelación y está muy arraigada entre nuestros patrones de comportamiento. De esta forma, la persona adicta al alcohol, se considera que tiene una enfermedad crónica, ya que provoca su deterioro en todas las áreas del individuo y no existe curación, sino recuperación. Además el alcohol produce la alteración del funcionamiento de los circuitos cerebrales que intervienen en el auto control, lo que a su vez puede provocar problemas psiquiátricos y adictivos.
Con todas las drogas en general, pero especialmente con el alcohol al que estamos socialmente más acostumbrados, es importante distinguir entre el uso, que no conlleva consecuencias negativas, el abuso, que comienza a dañar la salud física y el bienestar de un individuo y su entorno; y la dependencia, en la que existe una incapacidad de controlar la ingesta de la sustancia.
Dentro de la dependencia encontramos tanto la física que se manifiesta a través de la tolerancia y el síndrome de abstinencia; como la dependencia psicológica, relacionada con el incapacidad de control sobre la ingesta de la sustancia o su repercusión en las relaciones sociales entre otras.
En el caso de Anclaje, encontramos que funciona como centro de Tratamiento Ambulatorio. Dependiente de la Consejería de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, desarrollando la función de puerta de entrada para el acceso a los dispositivos de apoyo a la drogodependencia.
Su trabajo se desarrolla en relación a dos programas:
- Programa de tratamiento de deshabituación para personas con dependencia al alcohol. Pretende dar a conocer el programa a la población general, así como extinguir conductas dependientes y la inserción o incorporación social de la persona. Para conseguir estos objetivos desarrollan las siguientes fases
- Programa de asociativas y complementarias al tratamiento de deshabituación. Tiene como finalidad dar a conocer la problemática del alcohol, concretar actividades que propicien el encuentro entre socios y familiares para intercambiar experiencias, concienciarse sobre su realidad y apertura de alternativas ante el consumo de alcohol.
Por último, una vez explicado la labor general de intervención que se desarrolla en Anclaje, vamos a trasladar las funciones del trabajador/a social.
- Atención terapeútica
- Relaciones institucionales
- Ejecución y seguimientos del programa
- Búsqueda de recursos
- Elaboración de proyectos
- Mejorar la dinámica asociativa
- Dar a conocer la problemática a la comunidad
Este seminario ha sido bastante interesante, ya que durante todo el curso, hemos trabajado el tema de menores, en la que la mayoría de recursos eran públicos. En este caso, hemos abordado un centro privado, pero concertado con la Junta y además tiene una función principal en el acceso a los recursos y servicios dedicados al colectivo de adicciones al alcohol.
A pesar de que el tema de las adicciones lo hemos trabajado desde el principio de la carrera, por lo que más o menos ya teníamos una idea previa de cómo funcionaba, pocas veces nos habíamos centrado en la problemática del alcohol. En mi opinión, esta es una de las adicciones más difíciles de afrontar. Por un lado, para la persona que sufre esta adicción, es más difícil superarla por el hecho de que está presente en prácticamente todos los ámbitos de la vida cotidiana. Es más difícil desvincularse de conductas de consumo cuando continuamente se está expuesto a ellas.
En una ocasión que trabajamos el tema de las adicciones al alcohol, nos comentaron que la persona alcohólica, lo es para toda la vida. En ese momento me costó entenderlo, de hecho no lo compartía. Sin embargo, me he dado cuenta de que es una realidad. La persona que tiene una adicción puede dejar de consumir alcohol y conseguir desarrollar una vida normalizada (a falta de una palabra mejor), pero tendrá que aprender a convivir con ese problema.
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