domingo, 19 de junio de 2011

Nota al margen

Tras realizar tantas entradas sobre los colectivos que encuentran en situaciones de desadaptación social y sería importante realizar una intervención educativa, no he podido evitar señalar que el educador social no se encuentra definido claramente en dicha intervención.

En muchas ocasiones (generalmente asociado a su corta andadura reconocida) la Educación Social no se encuentra de forma explícita en la intervención ante problemas de desadaptación y exclusión social. De hecho, parece que en ocasiones tiene que “competir” con otros perfiles profesionales que reconocen como propia una determinada “parcela” de intervención.

A pesar de que somos conscientes (y más después de tres años estudiando Trabajo Social y Educación Social) que no siempre es fácil determinar cuáles son las funciones y competencias de cada profesional. Sin embargo, eso no quiere decir que la presencia del educador social sea innecesaria.

En mi opinión, la Educación Social, como otras disciplinas sociales, pretende mejorar el bienestar de las personas y producir cambios en aquellas situaciones que alteren este bienestar. Pero da un paso más allá, intenta capacitar a las personas para que sean ellas las protagonistas del cambio y no hay una vía mejor que la Educación Social, para que este cambio sea personal, efectivo y con perspectivas de futuro.

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