La exposición de hoy ha estado dedicada a la infancia y la enfermedad. En esta exposición hemos tratado sobre las situaciones en las que un menor se ve afectado por una enfermedad y debe permanecer un tiempo hospitalizado.
Para explicar esta situación hay que partir de la definición de la salud, más allá de la ausencia de enfermedad, se entiende como aquel estado de bienestar físico, psíquico y social. Cuando o uno a varios factores que favorecen la salud se alteran puede derivar en la aparición de la enfermedad.
En el caso de la infancia, es la etapa comprendida entre el nacimiento y la pubertad, pero también implica una época en la que los niños tienen que contar con un espacio seguro, separado de la edad adulta, en la que puedan crecer, jugar y desarrollarse. A pesar de que no existe una definición universal sobre la infancia y sus necesidades, pero de forma general encontramos una serie de derechos que pretenden proteger a un colectivo tan vulnerable como la infancia. Como referencia más cercana encontramos los Derechos del Niño en los que se reconoce tanto la protección del menor como el desarrollo del mismo.
De esta forma podemos distinguir una serie de necesidades físicas como la alimentación, la vivienda, vestido e higiene, atención sanitaria, sueño y descanso, ejercicio físico, protección de riesgos físicos. También encontramos una serie de necesidades mentales como la estimulación, la necesidad de explorar el mundo que le rodea, la escolarización, y la protección de riesgos imaginarios. Por último aunque no menos importantes encontramos las necesidades emocionales y sociales entre las que encontramos las de gestionar las emociones como comprenderlas, expresarlas o controlarlas; necesidades de seguridad emocional como la aceptación, el cuidado, el cariño que generan el apego; las necesidades de relaciones sociales, las necesidades sexuales por último, las necesidades de participación y autonomía progresiva.
En el caso de que un niño se va afectado por una enfermedad, hay que seguir teniendo en cuenta estas necesidades y desarrollar estrategias para que a pesar de su hospitalización, puedan desarrollar una infancia en la que sigan siendo estimulados, puedan jugar y relacionarse con otros niños y también entre en contacto con otros adultos. A pesar de que no pueda asistir a la escuela es importante también, seguir atendiendo su desarrollo educativo.
Dado que la enfermedad altera el bienestar de cualquier persona, en el caso de un niño, sus consecuencias también son muy importantes, tanto en él mismo, como es su sistema familiar. Se produce un impacto psicológico fuerte por el estrés que conlleva afrontar la situación y los cambios que se producen en su vida cotidiana. Este impacto también se refleja el ámbito físico como alteraciones del sueño o trastornos alimenticios; laboral, principalmente en los padres, que deben solicitar bajas; y social, ya que se produce una ruptura en las relaciones sociales.
Teniendo en cuenta estas consecuencias y las circunstancias que rodean al niño, es necesario plantear otro tipo de intervención que incluya una línea lúdica (ocio), una línea educativa (aulas hospitalarias) y una línea informativa (información sobre la enfermedad).
Para desarrollar estos aspectos dentro del ámbito hospitalario se desarrollan dos iniciativas: las Aulas Hospitalarias que atenderías las necesidades educativas de los niños y el Ciberaula, que responde a la necesidad de ocio.
El Aula Hospitalaria pretende paliar los efectos negativos que la situación de hospitalización pueda ocasionar en el proceso de maduración, desarrollo y aprendizaje de los niños. Por ello la atención educativa de éstos de desarrollarse de un modo integral, favoreciendo y estimulando el desarrollo físico, psíquico y social así como compensar el retraso escolar que pudiese ocasionarle la hospitalización. Surge así la Pedagogía Hospitalaria que pretende enseñar contenidos, no sólo escolares en el contexto sanitario especializado. Esta labor es llevada a cabo por profesores, que deben desarrollar unas funciones específicas como comunicarse con el centro del menor, realizar adaptaciones curriculares u ofrecer apoyo e información a los padres.
Por otro lado encontramos el Ciberaula, una iniciativa que plantea ofrecer espacios y momentos de ocio donde encontrarse con otras personas, recursos educativos y nuevas tecnologías dentro del ámbito hospitalario. Este recurso se está disponible todos los días del año y se plantea en torno a diferentes espacios.
- Espacio de familia donde éstas pueden compartir tiempo, descanso y experiencias con otras familias y participar en las actividades
- Espacio infantil, donde se encuentran recursos y mobiliario para los más pequeños que les permitan seguir desarrollándose como niños, que puedan jugar y relacionarse con otros niños.
- Espacio de informática donde se encuentran diversos recursos como ordenadores, impresoras y escáneres y con conexión a internet.
- Espacio de lectura y audiovisuales, en el que se encuentran recursos como libros, periódicos, revistas, equipos de música y audiovisuales.
En cuanto al papel del educador social, volvemos a encontrarnos con una escasa presencia de este perfil profesional. Sin embargo, creemos que es importante desarrollar una intervención educativa con este colectivo y entre los docentes, los médicos y los trabajadores sociales y los enfermeros hay un hueco para el educador social, con unas funciones propias como:
- Actividades para fomentar la interacción entre niños.
- Reintegración en el entorno escolar de origen, por su desvinculación durante la hospitalización.
- Estudio individual de cada menor, en la medida que la única característica que comparten es la existencia de una enfermedad.
- Coordinar la intervención con familia con el resto de profesionales.
- Coordinar el aula hospitalaria con la escuela de origen.
En general, el tema de la enfermedad y la infancia es un tema que me ha interesado bastante, ya que conocía un poco la situación, pero no las estrategias concretas que se llevan a cabo en relación a este colectivo.
A pesar de que a medida que va avanzando el curso nos vamos dando cuenta de que, no en todos los ámbitos que creemos necesario, el educador social está reconocido me extrañó un poco que en el caso de este colectivo ni siquiera se plantee su necesidad. En este caso, vemos como se desarrollan muchas estrategias relacionadas con la educación y se interviene tanto con los niños como con sus familias no existiese la figura del educador social. Aun así, creo que es importante incluirla, ya que puede ejercer de mediador entre el menor, la familia, la escuela y su reintegración social futura.
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